TUNEZ

TUNEZ

Cumplimos veinticinco años de casados (más ocho de novios) , lo que da la nada despreciable cifra de treinta y tres años uno al lado de otro, que se dice fácil. Digamos que a estas alturas representa algo así como el sesenta y tres por ciento de nuestras vidas. El sesenta y tres coma cuarenta y seis, para ser exactos y rigurosos.

Bueno, de allí que nuestros cuatro hijos, en un acto que nos emociona y los enaltece, resolvieron que los viejos no están tan mal después de todo, visto lo visto y dando una ojeada alrededor y viendo de qué va el mundo, con tanto ir y venir de parejas que nunca sabés por quien preguntarle a alguien de más de cuarenta y a quien no ves desde hace más de cuatro años.

Y en consecuencia decidieron y procedieron a regalarnos un viaje a un destino exótico, sabedores de que ya no estamos tan afectos a destinos prosaicos, grandes capitales, museos, ruinas y catedrales, y de que en realidad no nos va demasiado mal andar por ahí descubriendo cosas algo fuera de lo común. Por lo tanto, Túnez.

Y de aquí en más, en clave de recuerdo para propios, ajenos, generaciones actuales y futuras, un relato de lo que fue el viaje, con alguna foto para que los amables blogespectadores vayan poniéndose en clima.